«El Instituto Torroja»

Javier Manterola

Ingeniero de Caminos


No estuve en el Instituto Eduardo Torroja más de dos años. Trabajando en la sala de ensayos con Julio Martínez Calzón y Jose Luis Villegas, un compañero uruguayo muy competente y agradable. Con ellos estaba encargado de hacer todos los ensayos que se hacían a escala 1/1 de diversos problemas resistentes.

Recuerdo que a mí me encargaron un trabajo sobre punzonamiento de placas. Me acuerdo que las placas que empapábamos eran de 3 × 3 m y de grosores diferentes y sometidas a cargas puntuales de diferentes tamaños desde 10 × 10 cms.

Fue un tiempo que podría calificar de aprendizaje profundo, penetrando en la esencia de los comportamientos resistentes, desde el primer agrietamiento hasta la rotura de la plaza. Y este hecho de llevar las preguntas más allá de lo normal para descubrir que mecanismos de resistencia se estaban produciendo hasta la rotura de la placa fue especialmente fructífero. Recuerdo experimentar la contestación de la placa a las preguntas que tú le hacías. La rectificación de esas preguntas hasta ir atrapando el problema poco a poco. A fin de cuentas cuando disponías un aparato en una determinada disección en un determinado punto, la respuesta de la plaza te proporcionaba resultados en esa disección y en ese lugar.

Javier Manterola en el IETcc.

Empezabas a entender el proceso de toda investigación. Primero te documentas leyendo todo lo que hay que leer para así poder imaginar la dirección de la respuesta. Comprobar los resultados y descubrir que muchas de las preguntas que hacías a la placa estaban mal y debías empezar por otro lado.

Toda mi vida, en el desarrollo de mi profesión, trabajando en la calle, aquella maravillosa experiencia que saqué del Torroja me ha servido para hacer mejor mi trabajo.

Cuando salí de la escuela era un dicho común decir que una buena carrera había que empezar estando unos cuantos años en obra, Yo nunca apoyé esta idea, creía que no había que abandonar las herramientas con que te sumerges en el problema resistente. No sé si con razón después de mi paso por el Torroja pensaba que era un paso previo que había que dar todo proyectista antes de dedicarme a su oficio.

Muchas más cosas recuerdo de mi paso por el Torroja. En primer lugar los compañeros, inteligentes, trabajadores y bien informados. La cantidad de conversaciones que tuve con ellos sobre esto y aquello, perteneciente al trabajo, o al arte o a la política…

Recuerdo a Ricardo Morandi que vino a dar una conferencia en el Torroja pero previamente tenía una reunión con los que trabajamos allí. El descaro que cometí con preguntas poco matizadas a un hombre que admiraba.

Recuerdo a otras personalidades que te permitían dirigirte a ellos con tus dudas e inseguridades.

Creo que fue un tiempo que pasé, trabajé mucho y aprendí más. Mi recuerdo por el paso del Torroja no puede ser mejor.

Javier Manterola
Ingeniero de Caminos