En este texto es analizado un edificio desconocido en la historia de la arquitectura, pero de gran relevancia, la fábrica de ensamblaje de la compañía norteamericana
In this text an unknown building, but of great relevance, is analyzed, the assembly factory of the North American company General Motors. It was built in Biel (Switzenrland) in 1936, whose authors were Rudolf Steiger and Carl Hubacher. Its importance lies in being one of the examples projected at the beginning of the 20th century under purely scientific criteria, where objective variables, rigorously applied, created a unitary whole that responded in an efficient way to its function. Leaving aside any aesthetic premise, engineering know-how was applied to architectural work. The architectural project becomes, in this way, a sum of demonstrable evidence that defines all parameters. A way of doing that, almost hundred years more, has been proven its current validity.
Dentro del panorama arquitectónico de las primeras décadas del siglo XX, la fábrica puede ser considerada como una tipología paradigmática. Entre los ejemplos construidos destacaron las prematuras fábricas realizadas por Peter Behrens para la empresa AEG, cuyo primer edificio data de 1909, y la fábrica
Mientras los razonamientos teóricos de Behrens reflejaban una transformación de cómo debía ser un edificio fabril, afirmando que “la organización de las necesidades de la producción dicta la ordenación de los espacios (… y que) conviene que los lugares de trabajo sean tan luminosos y el espacio disponible tan grande como sea posible”, sin embargo, a la hora de materializar sus ideas era todavía patente la referencia a criterios clásicos
En las fábricas americanas coetáneas, sin embargo, se podía ya observar una construcción desnuda, ajena a estilismos y carente de elementos superfluos o referencias formalistas. El proyecto respondía a la finalidad de permitir una organización eficiente del proceso de producción que se llevaba a cabo en el interior de las mismas, quedando patente la influencia ejercida por las ideas proclamadas por Frederick W. Taylor sobre la organización científica del trabajo. En las distintas construcciones proyectadas por Albert Kahn para la
Otro ejemplo incuestionable que sigue la lógica de una organización eficaz, en la que se tuvo en cuenta de modo categórico su función, es la célebre fábrica
Se comenzaban a aplicar criterios objetivos basados en datos científicos que eran los responsables de la forma resultante y de la apariencia de la propia construcción, eliminando cualquier reminiscencia decorativa. Los resultados más contundentes y rotundos se podían apreciar en edificios de gran envergadura, ya fueran fabriles o nuevas tipologías que respondían a programas de necesidades surgidos del incipiente progreso: estaciones, grandes almacenes, edificios residenciales comunitarios, sanatorios o escuelas. Una forma de proyectar que surgía desde el interior del edificio y se reflejaba en el exterior sin más pretensión que responder a las necesidades del mismo.
Este modo de hacer ingenieril ejerció una potente influencia en los arquitectos que formaron parte de la
Una construcción análoga a las americanas de Albert Kahn realizada en Europa podría ser la desconocida fábrica de ensamblaje de la
Carl Hubacher, por su parte, tenía una formación más técnica. En 1921 se graduó como ingeniero y en 1924 como arquitecto, para posteriormente trabajar dentro del departamento de cálculo estructural de la empresa
Entre los proyectos materializados por la pareja formada por Steiger y Hubacher destaca también la
La
El solar fue cedido por el municipio, que se hizo cargo de asumir también los costes de construcción, recibiendo a cambio una cierta cantidad en concepto de alquiler. Existía la posibilidad de que la filial comprase con posterioridad el edificio construido por lo que fue proyectado por los técnicos asesores del municipio, Rudolf Steiger y Carl Hubacher, en colaboración con los técnicos de la propia empresa
Desde las primeras fases proyectuales se tuvieron en cuenta las necesidades y exigencias derivadas de la función, más allá de construir un simple contenedor genérico (
La propuesta que se materializó finalmente parece haber sido la lógica evolución de la propuesta nº3 (
En dicha construcción, la producción, es decir, la propia función de la fábrica, dictaba la ubicación de cada una de las actividades que se llevaban a cabo en su interior, quedando así configurado el
La distribución del interior de la nave de montaje respondía, por tanto, exclusivamente al proceso de producción (
La zona de expansión se planificó por el lado noroeste de la parcela, en cuyo límite se encontraban las vías, donde estaba situada también la central eléctrica conectada con el vial ferroviario por donde llegaban las piezas importadas.
La fábrica fue organizada funcionalmente como si de una pequeña ciudad se tratara, en la que, según las ideas de Van Eesteren, se ordenaban “espacialmente las actividades (…) de acuerdo con el programa de necesidades (... para) proporcionar las condiciones adecuadas para el desarrollo de la vida colectiva”
Por su parte, Le Corbusier, ferviente defensor de la ciudad funcional, ya había percibido con anterioridad el modo en el que las nuevas fábricas americanas influían en la configuración de la Nueva Arquitectura. El
Para la construcción de la nave de ensamblaje se tomó la decisión de utilizar una estructura metálica debido a que posibilitaba la cubrición de grandes luces sin penalizar excesivamente la altura de construcción necesaria, lo que hubiera encarecido la ejecución del complejo, además de permitir un mayor aprovechamiento de la superficie al obtener elementos portantes de menor sección. El paralelepípedo que daba cobijo a la función principal tenía una profundidad de 68 m. que fueron resueltos con el único apoyo de cuatro columnas, dos de ellas situadas en los extremos y dos interiores, creando tres vanos, dos de treinta metros y uno de ocho metros. En este último quedaba ubicada la línea de ensamblaje principal expuesta hacia el exterior. Esta franja en la que los soportes estaban menos distanciados entre ellos, fue cubierta mediante un forjado ejecutado a menor altura que estaba formado por un sencillo entramado metálico de viguetas normalizadas de 8 m. de luz, colocadas de manera perpendicular a fachada. Sobre las viguetas se colocaron unas correas de madera revestidas interiormente con unas placas de yeso y, exteriormente, una capa de gravas en la parte superior protegía el conjunto. De este modo se conformaba una cubierta plana, con una ligera inclinación hacia el exterior que permitía la evacuación del agua, en la que una cámara de aire de 15 cm. mejoraba las condiciones de habitabilidad en el interior de la nave
Los dos vanos de 30 m. fueron resueltos con una única cercha metálica de 60 m. de longitud. Diez cerchas idénticas, colocadas una al lado de la otra cada 13 m., configuraban la gran sala de montaje. De este modo se obtenía una gran superficie de 60 x 130 m. que permitía una gran flexibilidad distributiva, en la que las columnas estaban emplazadas en el eje central, distanciadas entre ellas 13 m. en la dirección paralela a la fachada principal. El espacio conseguido en el interior, lejos de parecerse a las angostas fábricas típicas de épocas anteriores, podría ser equiparable al logrado por Albert Kahn un año más tarde en la construcción del edificio para la compañía
Las vigas en celosía, con una altura superior a 3,50 m., estaban configuradas a partir de perfiles metálicos normalizados cuyo cordón inferior imponía el límite de cota en el interior de la nave. En la dirección longitudinal, la disposición de los elementos correspondía a una viga tipo Warren con un montante adicional en cada uno de los nudos, reduciendo así la distancia entre barras y, por tanto, los esfuerzos en el cordón superior e inferior. Esto consentía el empleo de perfiles de menor sección. Los dos pilares situados en los extremos de la cercha estaban conformados también por un entramado de perfiles metálicos cuya disposición garantizaba el empotramiento con la viga en celosía, reduciéndose, consecuentemente, los momentos máximos en centro de vano que se traducía, de nuevo, en ahorro de material (
La sección transversal de la cubierta formada por las cerchas era recta por la parte inferior, mientras que, por la parte superior, describía una línea poligonal de cuatro tramos. Los dos centrales se unían en el cordón superior del entramado perpendicular, formando un triángulo cuyos laterales, recubiertos con vidrio armado, creaban unos grandes lucernarios que llenaban de iluminación natural el interior. Los dos tramos extremos, situados a menos cota, estaban recubiertos con placas de cemento
La luz natural estaba suplementada con un gran número de reflectores que generaban luz artificial, necesaria principalmente en los meses de invierno donde las horas de sol se reducen de manera considerable. Para evitar las altas temperaturas que tal cantidad de superficie transparente y traslúcida podía provocar, la fachada sur estaba protegida mediante estores exteriores que evitaban la entrada directa de los rayos solares, a su vez que las ventanas oscilantes permitían una ventilación constante. Tanto los lucernarios como la fachada trasera estaban previstos de unas aberturas que generaban una ventilación cruzada donde la ausencia de particiones interiores mejoraba su funcionamiento natural. Un sistema de ventilación artificial de gran eficiencia y un estudiado sistema de calefacción contribuían a lograr el confort térmico, incluso con temperaturas extremas
Todos los elementos que conformaban el esqueleto de la gran nave tenían su razón de ser dentro del conjunto y estaban dispuestos formando un engranaje de gran precisión. Simplemente con un armazón metálico, que constituía el esqueleto estructural, y una envolvente transparente complementaria se creó un espacio idóneo donde realizar el ensamblaje de automóviles. A través de la fachada se mostraba hacia el exterior el diagrama de la estructura interna sin la presencia de elementos ornamentales insustanciales. Por medio de un riguroso cálculo estructural quedaba definida la sección de cada uno de los componentes, obteniendo elementos formales de gran elegancia.
El edificio habilitado para uso administrativo fue construido, sin embargo, con hormigón armado, al ser un sistema más económico para luces de menor dimensión. El mismo material fue utilizado tanto para los soportes como para los muros perimetrales, en los que el aislamiento térmico, a base de placas de corcho de 4 cm., fue colocado en el interior del encofrado antes de proceder con el vertido
El volumen construido (
El perímetro de la planta baja estaba alineado con el de la nave de montaje y retranqueado respecto a la planta superior. De esta forma se conseguía mitigar la entrada de los rayos solares por la orientación sur sin necesidad de utilizar ningún tipo de protección exterior que hubiera obstaculizado la visión de la exposición interior de automóviles, a su vez que se creaba también una zona de transición a escala humana que invitaba a entrar en el edificio bajo la pérgola que indicaba el acceso al mismo.
La altura de la planta baja, mayor que la de las altas, estaba justificada por el uso expositivo al que estaba destinada, coincidiendo con la horizontal determinada por el cordón inferior de las cerchas de la nave principal y que correspondía, a su vez, con la cota del forjado ejecutado sobre la cadena de ensamblaje adosada a la fachada principal. Exteriormente se conseguía un alzado armonizado en el que dos construcciones materializadas de forma muy diferente configuraban un conjunto coherente.
Al lado oeste, sin embargo, el cual originalmente era percibido principalmente desde la lejanía, se levantaron dos plantas de uso administrativo. Sobre estas se habilitó la cubierta para que funcionara como una terraza en la que una ligera losa de hormigón creaba un espacio de cobijo donde poder realizar reuniones e incluso descansar, cuyas visuales enmarcaban un cercano lago. La mayor profundidad de esta ala del edificio obligó a recurrir a un pórtico de dos vanos, apareciendo una línea de pilares en el interior del edificio que coincidían con la modulación utilizada para la organización de las oficinas. La separación entre las particiones interiores colocadas perpendicularmente a fachada coincidía con la de la estructura portante, lo que permitía que el cerramiento entre pilares fuera resuelto con grandes ventanales cuya anchura era la misma que la distancia existente entre las caras de dos pilares consecutivos.
Todas las estancias recibían una gran cantidad de iluminación natural a través de unos enormes ventanales delimitados lateralmente por el armazón portante. Estas estaban posicionadas sobre un zócalo que permitía la colocación de radiadores, mientras que, en la parte superior, el límite estaba conferido por el propio forjado.
A excepción del volumen de la escalera que aún reflejaba cierta monumentalidad, el edificio administrativo se resume de nuevo en una construcción conformada por piel y huesos, que sin duda es reflejo del sistema
La central eléctrica fue construida como un edificio exento, situado a escasos metros de la puerta de acceso de mercancías (
Los ingenieros se habían convertido a inicios del siglo XX en los nuevos artistas, en los creadores de las nuevas construcciones, entre las que destacan la
La arquitectura es identificada, en este modo de hacer, con la construcción y es entendida como una ciencia en la que solamente la objetividad tiene cabida. El proyecto arquitectónico se convierte en una suma de evidencias demostrables que definen todos los parámetros, rechazando el despilfarro de material utilizado en la ornamentación. El resultado es un
En esta estrategia de proyecto la forma de la arquitectura se aleja de la tradicional acepción plástica para relacionarse con la componente constructiva, con la materialidad de la arquitectura. Una forma cuya belleza radica en el modo en el que se unen los elementos. Arte y Construcción, estética y técnica, se conjugan para crear edificios cuya incuestionable belleza y elegancia son una consecuencia directa del saber hacer del ingeniero trasladado magníficamente a la labor del arquitecto.
Un ejemplo posterior, construido en territorio español, en el que es fácilmente reconocible la aplicación de esta estrategia de proyecto, es la magnífica construcción proyectada por el legendario Alejandro de la Sota para ubicar el gimnasio del colegio Maravillas en Madrid. Un edificio en el que, con aparente sencillez, pero gran rigurosidad y disciplina en el planteamiento y en la solución propuesta, se resolvió en una única sección, y gracias al perfil de una cercha invertida, el difícil programa planteado.
Ya sea una fábrica, una escuela o un sanatorio, en el interior de los edificios proyectados siguiendo esta estrategia, la actividad se desarrolla con la máxima eficacia. Son edificios ideados expresamente para la función prevista y bajo criterios mensurables obtenidos de análisis previos que difícilmente pueden ser adaptados a otros usos y programas diferentes. Arquitecturas rígidas e incontestables en las que el perfecto engranaje entre sus partes, tanto funcionales como constructivas, responde a criterios relacionados con el emplazamiento, soleamiento, ventilación, economía de medios y función, cuya radicalidad deriva de su aparente extrema simplicidad y regularidad.
El edificio se convierte en una máquina que, lejos de cualquier posible analogía estética, no imita su apariencia exterior, sino que se propia del funcionamiento interno de la misma en la que los distintos elementos encajan de modo exacto.
Esta estrategia de proyecto es reconocible en la actualidad en aquellas construcciones con funciones muy específicas o de gran precisión programática en las que la componente ingenieril se encuentra en el mismo plano que los aspectos arquitectónicos. Edificios que podrían ser denominados “logísticos” o “display containers”, en lo que una estrecha colaboración entre arquitectos e ingenieros es fundamental desde los inicios del proyecto.