La promoción de casas cuartel efectuada por el franquismo entre 1940 y 1975 permitió consolidar la estatalización del parque de acuartelamientos de la Guardia Civil, hasta entonces dependiente del alquiler de inmuebles. Si bien esto supuso un salto cualitativo para los espacios laborales y residenciales de estos complejos militares, las limitaciones económicas, técnicas, materiales y humanas condicionaron su calidad. El análisis de 298 proyectos desvela que las casas cuartel evolucionaron, en tres etapas diferentes, por los avances en las soluciones constructivas, las normativas y la idea cambiante de acuartelamiento, pero con una constante precariedad. Esta realidad, junto con el desconocimiento y los prejuicios asociados, está provocando que actualmente muchos acuartelamientos sean demolidos, con la significativa pérdida patrimonial que esto supone. Con este artículo se pretende poner en valor estas arquitecturas demostrando con ejemplos que pueden ser útiles bajos nuevos usos, especialmente en ámbitos rurales, a pesar de sus limitaciones constructivas.
The promotion of barracks carried out by the Franco regime between 1940 and 1975 allowed the consolidation of the state-owned Guardia Civil barracks, which until then had depended on rented properties. Although this meant a qualitative leap for the working and residential spaces of these military complexes, economic, technical, material, and human limitations conditioned their quality. The analysis of 298 barracks reveals that their typology evolved, in three different periods, due to advances in construction solutions, regulations and the changing idea of the barracks, but with a constant precariousness. This reality, together with the lack of knowledge and associated prejudices, is currently causing many barracks to be demolished, with a significant loss of heritage. The aim of this article is to highlight the value of these architectures by demonstrating with examples that they can be useful for new uses, especially in rural areas, despite their constructive limitations.
La casa cuartel es un concepto de acuartelamiento que se definió en el siglo XIX y que ha perdurado hasta la actualidad. La Guardia Civil ya lo recogió en su decreto fundacional de 13 de mayo de 1844 (
A pesar de esta singular característica, esta arquitectura híbrida ha pasado desapercibida, de manera general, en los estudios tanto de viviendas como en los de corte militar, lo que ha provocado un alto grado de desconocimiento general sobre su historia, conformación y evolución. En los últimos años se han efectuado algunas investigaciones que tratan de paliar estas deficiencias conformando un discurso histórico sobre su evolución (
Una de las consecuencias de esta ausencia de estudios y conocimientos es la falta de criterios a la hora de valorar este legado arquitectónico, especialmente cuando queda desafectado y se plantea un nuevo futuro más allá de la Guardia Civil. En la mayoría de los casos se opta por su demolición, para lo que se plantean diversas justificaciones, entre las que destaca la asociada a sus características constructivas, aunque también pesan otras de carácter político o urbanístico. La pérdida patrimonial es innegable, a pesar de las posibilidades que presentan estas arquitecturas para ser recicladas bajo nuevos usos.
Este artículo pretende ofrecer una visión más amplia sobre estos complejos, mostrando la importancia de sus soluciones constructivas como un factor clave en su desarrollo, superando así los estudios que hasta ahora se han centrado más en su formalización. Para ello se analizan las memorias y planos de 298 proyectos promovidos por la Guardia Civil, que se firmaron entre 1941 y 1972, lo que permite recorrer las tres etapas históricas en las que se produce la evolución de las casas cuartel durante el franquismo (
Se efectúa un seguimiento de sus soluciones estructurales (muros, forjados y cubiertas), instalaciones (fontanería, saneamiento, calefacción, telecomunicaciones), carpinterías exteriores y solados, ya que son las referencias más habituales en las memorias consultadas. Así, a partir de la sistematización de las soluciones más comunes, se pretende detectar y destacar los cambios más significativos que se han ido produciendo a lo largo de tres décadas, para mostrar así la evolución experimentada.
La consulta de estos proyectos se ha efectuado en diversos archivos, tanto estatales, provinciales como alguno de carácter municipal. El reparto territorial ha tratado de ser equilibrado: así, aunque se han consultado más proyectos de Andalucía -111 proyectos-, el conjunto de casos estudiados en el norte de España -destacando Castilla y León con 45- se iguala a los del sur, de donde solo han faltado representantes de la Región de Murcia y de la ciudad autónoma de Melilla. En cualquier caso, las diferencias territoriales solo afectan al empleo de determinados materiales -como la teja o la pizarra en cubierta o las mamposterías vistas en lugar de encaladas-, pero no a soluciones constructivas que se hayan aplicado en unas regiones antes que en otras, transitando todas a la par de manera general.
Los resultados se ofrecen en dos apartados: el primero se centrará en esa evolución histórica por la que ha transitado la casa cuartel en las décadas centrales del siglo XX, con las tres etapas que se fundamentan en la propia evolución legislativa del país en cuanto a vivienda, las posibilidades constructivas y los procesos internos experimentados por el Servicio de Acuartelamiento de la Guardia Civil; el segundo analizará sus debilidades y fortalezas a partir de ejemplos de reciclajes llevados a cabo, con el objetivo de facilitar su valoración de cara a posibles rehabilitaciones que permitan conservar la memoria de este patrimonio tan singular, especialmente en el ámbito rural en donde las necesidades de servicios públicos pueden llegar a ser más acuciantes.
La apuesta de la Guardia Civil por este tipo de acuartelamiento era muy ambiciosa y requería de un presupuesto considerable que nunca se formalizó. Así, en el primer siglo de existencia de la institución, para la obtención de casas cuartel, se acabó recurriendo a edificios vacantes: bien públicos por cesión, bien privados en alquiler.
En el siglo XX, a partir de los años veinte y, especialmente, durante la Segunda República, se trató de revertir esta situación mediante la promoción de casas cuartel de nueva planta costeada por el Estado (
Para ello se tomaron varias medidas (
Como así ocurriera en otros ámbitos (
La continuidad durante el franquismo de las medidas aprobadas en el periodo republicano dio como resultado la creación de un modelo tipo de casa cuartel. El objetivo era aplicarlo en todo el territorio nacional, independientemente del lugar y del arquitecto responsable. Se caracterizó por resolverse en una edificación aislada, compacta, simétrica, con planta en forma de U y un perímetro libre de seguridad (
Como características formales habría que destacar la búsqueda de la sencillez que trata de integrar esta arquitectura en el ámbito rural, sin menoscabo de su singularidad como equipamiento estatal y militar: así, por un lado, se rehuye de excesos ornamentales -destaca una ausencia generalizada del escudo nacional-, se cierran los huecos de planta baja con rejas, se presentan los muros predominantemente encalados y la altura del complejo no suele pasar de las dos plantas; por otro, el carácter militar, al que no se renuncia, pero se limita a los rótulos identificativos, la bandera y la presencia de puestos de vigilancia o garitas en las esquinas, como muestra de esa indecisión ya plasmada en las normativas de 1935: «que tiendan no a convertir las casas en fortines inexpugnables […] sino que reúnan las mínimas condiciones precisas para resistir un asedio, y desde las cuales la Guardia Civil cumpla su primordial deber de proteger a los demás ciudadanos»(
En cuanto a sus características constructivas, el periodo autárquico se caracterizará por las limitaciones de materiales y mano de obra (
De este modo, predominaron las casas cuartel con muros de carga de mampostería con mortero de cemento y traviesas de ladrillo en los bloques de dos plantas y forjados con viguería de hormigón aligerados con piezas cerámicas, aunque a principios de los cuarenta encontramos soluciones más precarias con viguerías de madera con doble tablero de rasilla y revestido de cañizo por la cara inferior. Exteriormente se enfoscaban y fratasaban con mortero de cemento y se pintaban a la cal, salvo el zócalo que podía dejarse con la mampostería vista o se revocaba con el mismo tipo de mortero. Para las cubiertas se disponían de armaduras de madera, que se remataban con tejas o pizarra, aunque desde mediados de los cincuenta las pendientes de las cubiertas ya se realizaban con tabiquillos de ladrillo hueco sencillo y tablero de rasilla.
Las luces más comunes oscilaban entre los 3,50 m y los 5,00 m, lo que facilitaba la estandarización de viguetas y armaduras (
Por esta razón, una de las funciones principales de arquitectos y aparejadores adscritos a la Guardia Civil era asegurar con los ayuntamientos un solar suficientemente capaz, preferentemente horizontal para evitar movimientos de tierra innecesarios, que permitiera insertar el modelo tipo y respetar un perímetro de seguridad libre. Desde los servicios técnicos de la Guardia Civil se solicitaban parcelas de 40 m por 40 m para asegurar la implantación de los modelos tipo, que con posterioridad han permitido expandir el complejo y ampliar su programa inicial con más patios y bloques de pabellones.
Otros aspectos que marcan claramente la época en la que se desarrolló este modelo es el empleo de determinados materiales que, con el paso de los años, serían mejorados. Por ejemplo, la fontanería se instalaba con tuberías de plomo y las carpinterías con madera pintada al óleo con aceite de linaza, que adoptaron ese característico color verde corporativo, al igual que la entrada, que se resolvía con una puerta de grandes dimensiones de madera con refuerzo metálico.
La aprobación de la Ley de 15 de julio de 1954 sobre vivienda de renta limitada, con su posterior reglamento de 1955, marcará un hito importante en la evolución de las casas cuartel. Por un lado, obligará a adaptar los pabellones a las nuevas normas, tanto a su clasificación -art. 5º- (
Los modelos sectoriales tendrán la particularidad de ser exclusivos de su arquitecto responsable, al contrario de lo que ocurría con los modelos nacionales. Por este motivo, estas casas cuartel solo se encontrarán en determinadas provincias, aunque en ciertos casos llegarán a un nivel de presencia igual o superior a la alcanzada por los modelos de los años cuarenta.
En esta nueva apuesta resultará fundamental el ya mencionado cambio normativo, pero también el impulso económico que significó la Orden de 20 de abril de 1956, emitida conjuntamente por los ministerios de la Gobernación y Trabajo, que establecía la necesidad de construir 3200 viviendas de las clasificadas de tercera categoría dentro del segundo grupo -viviendas con una superficie construida de 50 a 80 m2 para un programa de 3 dormitorios, cocina-comedor, aseo y despensa-, acorde con «los proyectos tipos que la Dirección General de la Guardia Civil, mediante sus servicios técnicos, ha de preparar» (
Así, como se ha apuntado, los modelos nacionales siguieron construyéndose, aunque se trató de vincular sus arquitecturas a la región en la que se llevaban a cabo, enfatizando el uso de materiales locales. Además, se sacará el máximo partido a la forma en U de la edificación principal para albergar programas más amplios (
Algunas de estas transformaciones se justificarán como paso previo a futuros modelos sectoriales. Así, comienza a plantearse la atomización de las piezas que componen el edificio principal, aunque se siga manteniendo la idea de la planta en U característica, para apostar por otros tipos residenciales como los bloques en pastilla (
En cuanto a su formalización, se profundiza en la simplicidad ornamental que afectará al carácter militar, como así resulta de la supresión paulatina de las garitas de vigilancia -que también se acabará trasladando a los modelos nacionales coetáneos-. De igual modo, las fachadas comienzan a plantearse sin enfoscado, apostando por el ladrillo cara vista, de mayor durabilidad en cuanto a su aspecto y que evita los blanqueos periódicos.
Todos estos cambios se llevaron a cabo inicialmente con las mismas limitaciones y soluciones con las que se ejecutaron los modelos previos (
Todos estos cambios se trasladarán a la documentación técnica de los proyectos, en los que comenzará a ser habitual la presencia de planos de detalles que se repiten constantemente. En algunos casos incluso se comenzará a estudiar secciones y alzados en baños y cocinas, tratando de este modo de dignificar estos espacios en cuanto a organización y diseño (
La tercera etapa se caracterizará por un incremento notable de medios humanos, económicos y de materiales. A partir de 1969 se producirán una serie de cambios significativos dentro del cuerpo técnico de la Guardia Civil, como ocurrirá con la incorporación, como director técnico, del teniente coronel del Cuerpo de Ingenieros de Armamento y Construcción (CIAC), Joaquín Rodríguez Monteverde, que ocupará todo este periodo. Con él, se añadirán a la nómina de técnicos toda una serie de jóvenes arquitectos recién titulados, así como otros ingenieros del CIAC, lo que permitirá asumir más proyectos, incrementar la diversidad de soluciones y superar definitivamente la presencia de los modelos nacionales.
Toda esta disponibilidad de medios humanos fue acompañada de un incremento significativo en la inversión para la construcción de casas cuartel, aunque estas siguieron proyectándose desde los más estrictos presupuestos. Esto favoreció una mayor estandarización de las soluciones constructivas, especialmente en las asociadas a las estructuras, que se tradujo en una apuesta por la modulación. Así, suele ser habitual encontrar modelos sectoriales que se resuelven con una misma pieza o contenedor que se repite conformando diversos dibujos en planta y que puede albergar tanto las dependencias oficiales como los pabellones indistintamente, simplificando así mediciones y presupuestos (
Dentro de esos procesos de abaratamiento también hay que sumar la carestía del suelo. Si bien las casas cuartel ya apostaban por situarse en zonas periféricas, sus solares ya no serán tan generosos como con los modelos de posguerra, lo que también influirá en la decisión de recurrir a otros tipos edificatorios. Consecuentemente, los espacios libres dentro de las parcelas se transforman: desaparece definitivamente el patio central como elemento estructurante del complejo, que se sustituye por una serie de espacios libres residuales que quedarán en función de la tipología elegida y la forma de la parcela (
Otra característica de esta etapa es la superación de la estética militar. Poco a poco, desde los propios mandos técnicos, se mostrará la preferencia por construir casas cuartel que no parecieran cuarteles, por lo que el protagonismo del complejo recaerá en el uso residencial y en la estética que estos bloques tuvieran capacidad de generar. Las garitas de vigilancia desaparecen definitivamente y elementos ornamentales presentes en la fachada principal se reducen a su mínima expresión.
A pesar de esa mencionada austeridad presupuestaria, esto no impedirá la incorporación de nuevas soluciones constructivas y de materiales. La novedad más relevante es la inclusión de estructuras reticulares de hormigón armado (
En cuanto a los servicios que se ofrecen en los pabellones, comienza así a ser habitual contar con instalaciones de radiadores y caldera, gas butano para las cocinas o conexión de antena colectiva de TV y FM para los pabellones. Además, también se harán comunes los terrazos en lugar de los habituales baldosines hidráulicos o las persianas enrollables de plástico, relegando al olvido aquellas persianas verdes de madera tan características de las casas cuartel de posguerra.
La llegada de la democracia a nuestro país va a suponer un nuevo punto de inflexión para las casas cuartel. A la necesidad de seguir estatalizando el parque de acuartelamientos se unía, por primera vez en la historia de la Guardia Civil, la obligación de aplicar medidas de mantenimiento y conservación en los complejos construidos en las décadas anteriores. Esto enfatizará algunas carencias crónicas de la institución, como la falta de presupuestos suficientes y continuados destinados al acuartelamiento o la inadecuación de sus servicios técnicos que habían delegado la mayor parte de su trabajo en arquitectos y aparejadores externos (
La parte económica nunca se ha llegado a solucionar, quedando la inversión supeditada a impulsos muy puntuales. Así, los periodos más destacados en 40 años se reducen a la etapa bajo la dirección de Luis Roldán, el Plan E tras la crisis financiera del 2008 o, en la actualidad, el recientemente aprobado Plan de Infraestructuras para la Seguridad del Estado 2019-2025, que aspira a invertir 275 millones de euros en las casas cuartel (
La parte técnica, en cambio, ha experimentado una evolución más destacada. Así, se procedió, tras la convulsa y nefasta etapa Roldán, a la incorporación de arquitectos y aparejadores en plantilla -con una importante presencia de arquitectas (
En la actualidad, además del dilema que le supone a la Guardia Civil gestionar el parque de acuartelamientos heredado, el verdadero reto está en establecer unos criterios para con aquellas que se encuentran desafectadas. La realidad nos muestra que la demolición sigue siendo un recurso más habitual que su reciclaje. Estas últimas son, si cabe, más interesantes en el ámbito rural y en esas regiones con tendencia a la despoblación, donde la carencia de determinados equipamientos es más acuciante, ya que la antigua casa cuartel se muestra como una gran oportunidad para asegurar el desarrollo de determinados servicios, fijar población y, consecuentemente, poner en valor una arquitectura tan marginal como peculiar.
Uno de los principales problemas a los que se enfrenta la Guardia Civil con su acuartelamiento en el actual siglo es la obsolescencia de las construidas en las décadas de dictadura, algo habitual en las construcciones residenciales de la época (
Con todo, todavía se cuantifica en un 28% las instalaciones operativas de la Guardia Civil que poseen más de 50 años, lo que para un parque inmobiliario estimado de 2703 supone más de 750 inmuebles (
Una de las soluciones más prácticas empleadas por la Guardia Civil en estas últimas décadas ha sido el cierre de esas casas cuartel más precarias, para, de este modo, presionar a los ayuntamientos para obtener unas nuevas instalaciones o reconcentrar fuerzas en un puesto vecino de mayor envergadura. Cuando el objetivo es construir una nueva casa cuartel, suele emplearse la antigua como moneda de cambio para obtener así un nuevo solar y apoyo económico para la futura obra.
Estas casas cuartel de nueva planta se enfrentan a un escenario que está forzando una nueva forma de conceptualizarlas y que tiene su origen, en gran medida, en la libertad de residencia que obtuvieron los guardias civiles con el artículo 19 de la Constitución en 1978. Además, la abolición de la histórica normativa que prohibía a los guardias residir en una localidad en donde tuvieran vínculos familiares, ha tenido consecuencias directas en las nuevas casas cuartel. Así, estas ahora presentan una menor oferta de pabellones, llegando ya a reducirse a cuatro en algunos casos, lo que se traduce en la posibilidad de adquirir solares de menor tamaño y en espacios periféricos mucho más baratos.
Todo esto tiene sus consecuencias en la propia idea de casa cuartel que se está potenciando en los últimos años: la asimilación con un edificio plurifamiliar cualquiera ya es prácticamente total; los espacios libres se reducen o prácticamente desaparecen y, en definitiva, la idea de comunidad característica de un complejo híbrido como es una casa cuartel se diluye. La apuesta por la falta de atractivo para residir en los acuartelamientos es evidente, tanto en las antiguas casas cuartel por su falta de adecuación a las necesidades actuales, como en las nuevas por su reducida oferta y sus precarios emplazamientos.
Un factor que suele condicionar en gran medida la reutilización de las casas cuartel tras ser desafectadas es el limbo en el que quedan dentro del organigrama de la administración pública. En el momento en que los acuartelamientos dejan de estar operativos la Guardia Civil pierde toda influencia (e interés), pasando a ser gestionados por la Gerencia de Infraestructuras y Equipamiento de la Seguridad del Estado (GIESE O.A.), organismo autónomo adscrito a la Secretaría de Estado de Seguridad del Ministerio del Interior, creado originalmente en 1997. A partir de ese momento, su valoración se reduce a la de un bien inmobiliario, es decir, se convierte en un activo únicamente económico. Cualesquiera otros valores como los de tipo histórico, arquitectónico o social pasan a un segundo plano, comenzando así un proceso de subastas y negociaciones con potenciales compradores.
Queda, por tanto, en manos de las comunidades autónomas y de los municipios el asignarles un determinado valor patrimonial. A ritmo muy lento, las casas cuartel del periodo franquista comienzan a recogerse en los catálogos municipales con diferentes grados de protección, como ocurre en las localidades de Pizarra (Málaga) o Talavera de la Reina (Toledo). A nivel nacional destacan algunas bases de datos como la de Docomomo Ibérico que recoge solo una antigua casa cuartel de la Guardia Civil, la de Calahorra (La Rioja), y un cuartel de Carabineros sito en el Puerto de Mazarrón, Mazarrón (Murcia). A estos dos ejemplos se suma la antigua casa cuartel de Fuenlabrada (Madrid) en el registro ARCH XX SUDOE: números que se muestran claramente insuficientes si se quiere revertir la percepción general de estos acuartelamientos.
Pero la realidad es que, en las últimas décadas, se han documentado más de 120 demoliciones de casas cuartel solo de las pertenecientes al periodo franquista. Obviamente, las razones son muy variadas: de tipo urbanístico para la apertura de nuevos viales, por problemas de aluminosis o, simplemente, para llevar a cabo un nuevo equipamiento, también una nueva casa cuartel. Pero en líneas generales, la razón fundamental es el estado de ruina de dichas edificaciones, en el que juega un papel fundamental, no solo las deficiencias o limitaciones constructivas que ya se han analizado, sino también ese periodo que transcurre entre su cierre como casa cuartel y la posibilidad real de intervenir, cuando así se pretende. Esos años, en la mayoría de los casos, suponen agravar problemas estructurales o constructivos hasta tal punto que acaban abocando a la demolición como única salida.
Uno de los ejemplos más recientes y significativos en cuanto a la falta de valoración de este patrimonio es el acontecido con la antigua casa cuartel de Calahorra (La Rioja), obra de Agapito del Valle (1936-1941) (
La desafectación de las casas cuartel provoca una nueva situación en muchas localidades: por un lado, supone la pérdida de la presencia de la Guardia Civil con las consecuentes tensiones sociales que demandan la continuidad de este servicio; por otro, se convierte en una oportunidad de reúso acorde con las necesidades del municipio y la falta de determinados servicios y equipamientos.
Este tipo de actitudes cada vez más proclives a la reutilización se han visto refrendadas con el premio Pritzker otorgado en 2021 a los arquitectos franceses Anne Lacaton y Jean-Philippe Vassal. Sus obras ponen de manifiesto la pertinencia de intervenir y recuperar los conjuntos residenciales de mediados del siglo XX construidos en Francia, acorde con esa nueva actitud para con este legado moderno: «no derribar nunca, no restar ni remplazar nunca, sino añadir, transformar y utilizar siempre» (
La implantación original de las casas cuartel de nueva planta se caracteriza por ubicarse en vías principales y a las afueras de las localidades. Estas características suelen adecuarse perfectamente a determinados usos como los hosteleros o los asociados a equipamientos públicos (asistenciales, socioculturales, etc.), que se ven favorecidos por su buena comunicación tanto con el resto de la población como con respecto a localidades vecinas.
La escala de estos complejos suele ser un factor que favorece su reconversión bajo otras demandas de ámbito municipal o incluso comarcal. La propia jerarquía de la Guardia Civil, muy adaptada a la organización periférica del país en comunidades autónomas, provincias y municipios, se traduce en casas cuartel que establecen una cierta correlación con la cantidad de población a la que prestan servicio. Así, la escala de estos complejos es asumible y no implica grandes inversiones de reconversión, como sí pudiera pasar con otros tipos de patrimonio como el industrial.
La peculiaridad tipológica representa también uno de sus mayores atractivos, especialmente en aquellos casos que poseen la presencia del patio central. La existencia de estos espacios libres aporta un plus de interés a cualquier nuevo uso que se incorpore en la casa cuartel. Además, la parte edificada suele organizarse en una serie de contenedores con capacidades suficientes y sin excesivos condicionantes espaciales ni estructurales, como resulta del empleo mayoritario de los muros de carga.
Por último, el carácter de marca que poseen las casas cuartel es un elemento de gran interés. El propio calado que en el imaginario colectivo tiene la presencia de la Guardia Civil o el carácter iconográfico asociado a su arquitectura (la gran portada de acceso, la presencia de las garitas, etc.) son valores que, en muchos casos, pueden ser reutilizados en positivo por el nuevo uso. De este modo, son varios los complejos hosteleros instalados en una antigua casa cuartel que mantienen en su nombre ese vínculo.
En su contra, la época y los materiales entonces disponibles que fueron empleados para la construcción de las casas cuartel y que no suelen ser los mejores para soportar el paso del tiempo, tal y como se ha analizado anteriormente. Si a eso le sumamos el bajo nivel de atención recibido, de manera general, durante sus años de operatividad, con escasas reformas o de poca entidad, la demolición se acaba convirtiendo en un recurso habitual por parte de sus nuevos propietarios.
Aunque los contratiempos asociados a sus características constructivas y estructurales puedan ser determinantes, a las ventajas asociadas a factores de sostenibilidad y de oportunidad por las características de estos complejos, habría que añadir la de necesidad. En esa llamada “España vaciada” -que incluso ha sido el tema central de la XV Bienal Española de Arquitectura y Urbanismo: España vacía, España llena-, la presencia de la casa cuartel se erige como un elemento de gran relevancia. Ante la decisión de cerrar el acuartelamiento, es importante entender que ese complejo sigue teniendo la capacidad de atraer y fijar población, además de ser una buena excusa para sumar un servicio que el municipio o la comarca no posea. Del análisis de 85 casos de casas cuartel recicladas (
Nuevo uso | Localidad (Provincia) |
---|---|
Residencial | Peñascosa (Albacete); La Peral, Illas (Asturias); La Coronada (Badajoz); La Pobla de Lillet (Barcelona); Valle de Trápaga-Trapagaran (Bizkaia); Pedrosa de Valdeporres, Merindad de Valdeporres (Burgos); Gascueña (Cuenca); Legazpi (Gipuzkoa); Lumbreras de Cameros (La Rioja); Arucas (Las Palmas); Castelldans (Lleida); Caldelas, Tui (Pontevedra); Campo de Cuéllar, Cuéllar (Segovia); Caminreal (Teruel); Otero de Bodas (Zamora); Ardisa; Ricla y Sástago (Zaragoza) |
Sociocultural | Mera, Olerios y Pedrouzos, Brión (A Coruña); Algueña (Alacant / Alicante); Amurrio (Araba / Álava); Villarta de los Montes (Badajoz); Cuacos de Yuste y Plasenzuela (Cáceres); Consolación, Valdepeñas (Ciudad Real); Porreres (Illes Balears); Destriana (León); Currelos, O Saviñao (Lugo); O Rosal (Pontevedra); Gea de Albarracín (Teruel); Almiserà (València / Valencia); Valoria la Buena (Valladolid); La Puebla de Alfindén y Villafeliche (Zaragoza) |
Asistencial | Petrer (Alacant / Alicante); Bernedo (Araba / Álava); Helechal, Benquerencia de la Serena (Badajoz); El Guijo (Córdoba); Villanueva de la Reina (Jaén); Santa Colomba de Somoza (León); Villa de Mazo (Santa Cruz de Tenerife); Cetina; Fabara; Ibdes y Villamayor de Gállego (Zaragoza) |
Hostelero | Peguerinos (Ávila); Peraleda del Zaucejo y Zarza-Capilla (Badajoz); Riolobos (Cáceres); Cortes de Arenoso; Fanzara y Vallibona (Castelló / Castellón); Valsequillo (Córdoba); Sant Esteve d’en Bas, La Vall d’en Bas (Girona); Enciso (La Rioja); Valdelugueros (León); Bellpuig (Lleida); Lozoya y Santa María de la Alameda (Madrid); Coripe (Sevilla); Yanguas (Soria); Calcena (Zaragoza) |
Administrativo | Arraia-Maeztu (Araba / Álava); Pedro Abad (Córdoba); Vidreres (Girona); Moclín (Granada); Garrafe de Torío; Lario, Burón y Vega de Espinareda (León); Librilla (Murcia); Cerezo de Abajo (Segovia); El Rubio (Sevilla); Valdeavellano de Tera (Soria); Torrevelilla (Teruel); Manises (València / Valencia); Mahide y Palacios de Sanabria (Zamora) |
Seguridad | Biar y Fondó de les Neus / El Hondón de las Nieves (Alacant / Alicante); Llinars del Vallès (Barcelona); Haría (Las Palmas); Guissona (Lleida); Galapagar (Madrid); Villa de Arico, Arico (Santa Cruz de Tenerife) |
Uno de los ejemplos más destacados lo encontramos en la población alicantina de Algueña (
La evolución de la tipología de la casa cuartel, cuando esta dependió del Estado, ha estado condicionada por las posibilidades económicas y, consecuentemente, por sus características constructivas y los materiales disponibles. Este relato histórico del acuartelamiento de la Guardia Civil es el de la España de posguerra, de sus limitaciones, debilidades, necesidades y aspiraciones.
Los antecedentes constructivos muestran que, si bien fueron soluciones acordes con las posibilidades de un momento histórico concreto y supusieron un salto de calidad con respecto a los acuartelamientos anteriores, su falta de adaptación y, sobre todo, de mantenimiento, ha provocado que hayan quedado obsoletas para las necesidades laborales y habitacionales actuales de la Guardia Civil.
Ante esta obsolescencia, la Guardia Civil ha respondido con importantes procesos de desafectación bien para reordenar su distribución en el territorio, bien como moneda de cambio para construir una nueva casa cuartel. Estos nuevos acuartelamientos, en los que ya no es obligatorio residir, acaban resolviéndose con programas más reducidos y situándolos en implantaciones periféricas tan baratas como poco atractivas. Con estos nuevos condicionantes, no solo se diluye el concepto de comunidad inherente a este tipo de acuartelamiento, sino que es posible que se estén colocando los cimientos de una futura puesta en crisis del propio concepto de casa cuartel como espacio híbrido laboral-residencial.
Cuando son vendidas o cedidas, sus nuevos propietarios, ya sean públicos o privados, acaban valorando antes su demolición que su reutilización (por el estado de abandono al que se les somete o por intereses inmobiliarios) o adoptan medidas que evidencian la ausencia total de sensibilidad y conocimiento de este patrimonio que deriva en soluciones de dudosa calidad o en lamentables procesos de mutilación.
En contraste, las ya recicladas muestran la gran capacidad de adaptación que poseen tanto a nuevos usos como a las necesidades propias y acotadas de los municipios en los que se insertan, especialmente en localidades con niveles de población bajo y con limitados recursos económicos. Su propuesta tipológica, su implantación, su escala o su peso dentro del imaginario colectivo son factores que ayudan a la reinterpretación de estas arquitecturas para su reúso desde los necesarios principios de sostenibilidad, a pesar de las carencias constructivas que muchas de ellas arrastran.
El conocimiento constructivo de estos acuartelamientos y de la etapa en la que fueron proyectados, tanto para la continuidad de su operatividad por la Guardia Civil como para facilitar reconversiones bajo nuevos usos, se muestra fundamental, conformando así un discurso que también es extrapolable a otras realidades constructivas coetáneas de las décadas centrales del siglo pasado. Para ello, resulta necesario efectuar la puesta en valor de esta arquitectura híbrida única en nuestro país, un patrimonio militar de extensa presencia en el paisaje rural español y con un gran potencial de activación de esa España que se vacía.