El faro alumbra la mar y marca la tierra
DOI:
https://doi.org/10.3989/ic.2004.v55.i489.407Resumen
¿Para cuántos habitantes de ciudades o aldeas de la costa elfaro ha sido imagen de infancia y memoria de otros buenostiempos ya pasados? ¿Cuántas torres de luz han marcado ydefinido el territorio sobre el que se asientan?; paisajestransformados por la mano del hombre que les ha dado uncarácter único.
Machichaco, Cabo Mayor en Santander, Peñas, Hércules enLa Coruña, Chipiona, el Farol de Cádiz, Trafalgar, la Farolade Málaga, Porto Pí, Maspalomas, … son hitos, quetranscienden más allá de su mera funcionalidad como señalluminosa.
“Torre alta en la costa con luz en la parte superior, para quedurante la noche sirva de señal y aviso a los navegantes”.Así define el faro el Diccionario de la Real Academia de laLengua Española. Pero quizá, esta otra sea más precisa:“Señal luminosa permanente situada en alto sobre la costa,que indica en la oscuridad un peligro o marca un derrotero alos navegantes”, y, como tal, es una construcción deutilización reciente; tiene apenas tres siglos.
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